Busco al Flaco Jiménez – dijo el hombre de negro mostrándole el retrato bocetado del pasquín, a un anciano despreocupado.
– No sé con…. ¡Pero sí es Johnny el Seco! Valiente cabrón, hijo de la gran puta. Hace mucho tiempo que no se le ve el pelo. La mitad del pueblo daría dinero por ver sus vísceras arrastradas por las calles, y la otra mitad le adora más que a Jesucristo. ¿Comprende?
– Se armará entonces una guerra civil cada vez que viene aquí.
– No, porque la mitad que lo odia le tiene cien veces más miedo que rencor. Y hacen bien. Por eso siguen vivos.