Hubo una batalla desigual, ganada gracias a la intervención del Dios Meibel. Pero antes de que este acudiera, fue llamado muchas veces. Y en todas ellas no hubo respuesta. Solo cuando la sangre cubría los suelos del viejo bastión acudió Meibel, el Sin Rostro.
Unos pocos vivieron, pero muchos murieron. Y fué el inicio de una búsqueda en las Tierras Quebradas.